jueves, 13 de agosto de 2015

RETRASO EN EL DESARROLLO DEL LENGUAJE


RETRASO EN EL DESARROLLO DEL LENGUAJE


Su hijo ya tiene 2 años y apenas habla. Dice unas pocas palabras pero, en comparación con otros niños de su edad, usted cree que tiene bastante retraso. Usted recuerda que su hermana era capaz de armar frases completas a la misma edad. Con la esperanza de que su hijo se acabará poniendo al día más adelante, usted pospone la búsqueda de ayuda profesional. Hay niños que caminan muy pronto y otros que hablan muy pronto, se dice. No hay por qué preocuparse...



Esta situación es bastante habitual entre los padres de niños en quienes el habla se desarrolla más despacio de lo habitual. A menos que también observen retrasos en otras áreas del desarrollo inicial del niño, los padres pueden dudar sobre si deberían o no buscar ayuda profesional. Algunos justifican el retraso del habla de sus hijos diciéndose a sí mismos que "ya madurará" o que "a mi hijo le interesa más moverse que hablar".
Conocer qué es "normal" y qué no lo es en el desarrollo del habla y del lenguaje puede ayudarle a saber si usted debería preocuparse o si su hijo está evolucionando según lo esperable en ambos ámbitos.

Desarrollo normal del habla y del lenguaje

Es importante que en cada una de las revisiones médicas sistemáticas a que se someta su hijo, hable con su pediatra sobre el habla y el desarrollo del lenguaje del niño, así como sobre otros aspectos de su proceso evolutivo que le preocupen. Puede ser difícil saber si su hijo solo es inmaduro en su capacidad para comunicarse o si tiene algún problema que requeriría una atención profesional.
Las siguientes normas de referencia sobre el desarrollo pueden servirle de guía:


Antes de los 12 meses

Es importante observar a los niños de esta edad a fin de detectar indicadores de que utilizan la voz para relacionarse con su entorno. El gorgojeo y el balbuceo son las fases iniciales del desarrollo del habla. Cuando los bebés se hacen mayores (a menudo en torno a los 9 meses), empiezan a unir sonidos, a incorporar las distintas entonaciones del habla y a decir palabras como "mamá" y "papá" (aunque sin entender qué significan).
Antes de los 12 meses, los bebés deberían ser receptivos a los sonidos y empezar a reconocer nombres de objetos de uso común (por ejemplo, biberón, chupete, etc.). Los bebés que observan atentamente su entorno pero no reaccionan al sonido es posible que presenten pérdidas auditivas (o hipoacusias).

Entre los 12 y los 15 meses

Los niños de esta edad deberían tener un amplio abanico de sonidos en su balbuceo (como p, b, m, d, o n), empezar a imitar y a aproximarse a los sonidos y palabras que modelan los miembros de su familia y típicamente decir una o más palabras (excluyendo "mamá" y "papá") de forma espontánea. Los nombres suelen ser las primeras palabras que utilizan los bebés, como "bebé" y "pelota". Su hijo también debería entender y seguir instrucciones de un solo paso ("Por favor, pásame el juguete" y similares).

De los 18 a los 24 meses

Aunque hay una gran variabilidad, la mayoría de los niños dicen unas 20 palabras cuando tienen aproximadamente 18 meses y unas 50 o más cuando cumplen 2 años. En torno a esta edad, los niños empiezan a combinar dos palabras en frases muy simples, como "bebé llorar" o "papá grande". Un niño de 2 años debería poder identificar objetos de uso común (tanto cuando el objeto está presente como cuando se trata de imágenes del objeto), señalar sus ojos, sus orejas y su nariz cuando alguien se las menciona y seguir instrucciones de dos pasos (como "Por favor, recoge el juguete y dámelo").

De 2 a 3 años

Los padres suelen presenciar grades avances en el habla de sus hijos a esta edad. El vocabulario del niño debería crecer considerablemente (demasiadas palabras para poderlas contar) y el niño debería combinar de forma sistemática tres o más palabras en frases más largas.
Su comprensión también debería mejorar; con 3 años, un niño debería empezar a entender qué significa "ponlo en la mesa" o "ponlo debajo de la cama". Su hijo también debería empezar a identificar colores y a entender conceptos descriptivos (por ejemplo, grande versus a pequeño).

La diferencia entre el habla y el lenguaje

El habla y el lenguaje suelen confundirse entre sí, pero hay una diferencia importante entre ambos:
  • El habla es la expresión verbal del lenguaje e incluye la articulación, que es el modo en que se forman los sonidos y las palabras.
  • El lenguaje es un concepto mucho más amplio y engloba el sistema completo de expresar y recibir información provista de significado. Se refiere a entender y ser entendido a través de la comunicación, sea verbal, no verbal o escrita.
A pesar de que los problemas relacionados con el habla y con el lenguaje difieren, a menudo se solapan entre sí. De todos modos, un niño con un problema de lenguaje puede pronunciar correctamente las palabras pero ser incapaz de combinar más de dos palabras en una frase. El habla de otro niño puede ser difícil de entender, aunque sea capaz de utilizar palabras y frases para expresar sus ideas. Y otro niño puede hablar bien y con claridad pero tener dificultades para seguir instrucciones.

Señales de alarma de un posible problema

Si le preocupa el desarrollo del habla y del lenguaje de su hijo, he aquí algunos de los aspectos en que se debería fijar. Un lactante que no reacciona al sonido o que no vocaliza sería un buen motivo de preocupación.
Entre los 12 y los 24 meses, otros posibles motivos de preocupación serían los siguientes:
  • con 12 meses, no utiliza gestos, como señalar o despedirse con la mano
  • con 18 meses, prefiere comunicarse con gestos en lugar de con vocalizaciones
  • con 18 meses, tiene dificultades para imitar sonidos
  • tiene dificultades para entender peticiones verbales simples
Solicite una evaluación por parte de un profesional si un niño de más de 2 años:
  • solo imita el habla o los actos ajenos pero no genera palabras o frases de forma espontánea
  • solo emite determinados sonidos o palabras de forma repetida y no puede utilizar el lenguaje oral para comunicar más que sus necesidades inmediatas
  • no puede seguir instrucciones simples
  • tiene un tono de voz extraño o una pronunciación extraña (roncos o nasales, por ejemplo)
  • cuesta más entenderle de lo que sería esperable por su edad. Los padres y los cuidadores habituales deberían entender la mitad de lo que dice un niño de 2 años y aproximadamente tres cuartas partes de lo que dice uno de 3 años. Con 4 años, a un niño se le debería entender prácticamente todo, incluso cuando hable a personas que no lo conocen.

Causas del retraso del habla o del lenguaje

Hay muchos aspectos que pueden provocar retrasos en el desarrollo del habla y del lenguaje. Los retrasos del habla en un niño que en otros ámbitos se desarrolla con normalidad pueden obedecer a problemas relacionados con el aparato fonador, como alteraciones en la lengua o en el paladar. Un frenillo corto (el pliegue que hay debajo de la lengua) puede limitar los movimientos linguales para la producción del habla.
Muchos niños con retrasos del habla tienen problemas orales motores, lo que implica la existencia de una comunicación ineficaz en las áreas cerebrales responsables de la producción del habla. El niño puede tener dificultades al utilizar y coordinar los labios, la lengua y la mandíbula para producir los sonidos del habla. El habla puede ser el único ámbito afectado o bien los problemas en el habla pueden ir acompañados de otros problemas orales motores, como las dificultades para alimentarse. El retraso del habla también puede ser una parte (en vez de indicar) de un problema más "global" (o general) de un retraso del desarrollo.
Los problemas auditivos también pueden estar relacionados con los retrasos del habla. Por este motivo, cuando a un padre le preocupa el habla de su hijo, debería llevarlo a un audiólogo para que le evalúe la audición. Un niño con problemas auditivos puede tener problemas para articular, así como para entender, imitar y utilizar el lenguaje.
Las infecciones de oído (u otitis), sobre todo las de carácter crónico, pueden repercutir sobre la capacidad auditiva de un niño. De todos modos, las infecciones de oído que reciben un tratamiento adecuado y se curan bien no deberían tener ningún efecto sobre el habla del niño. Y, siempre que exista una audición normal en por lo menos un oído, tanto el habla como el lenguaje se pueden desarrollar con normalidad.

Qué hacen los especialistas en trastornos del lenguaje

Si usted o su pediatra sospechan que su hijo tiene un problema en el habla o en el lenguaje, es decisivo que un especialista en trastornos del lenguaje lo evalúe lo antes posible. Por supuesto, si resulta que su hijo no tiene ningún problema, el resultado de la evaluación permitirá reducir sus temores.
Aunque usted mismo puede buscar un especialista en trastornos del lenguaje, es posible que el pediatra de su hijo o que su médico de familia los remita a uno de estos profesionales.
Al realizar la evaluación, este tipo de especialista analizará el habla y el lenguaje de su hijo teniendo en cuenta el contexto del desarrollo general del niño. Aparte de observar a su hijo, este profesional le aplicará una serie de pruebas y escalas estandarizadas y comprobará si ha alcanzado o no los distintos hitos en el desarrollo del habla y del lenguaje.
El especialista en los trastornos del lenguaje también avaluará:
  • lo que entiende su hijo (lo que se conoce como lenguaje receptivo)
  • lo que puede decir su hijo (lo que se conoce como lenguaje expresivo)
  • si su hijo intenta comunicarse de otras maneras, como señalando, sacudiendo la cabeza, haciendo gestos, etc.
  • el desarrollo de los sonidos y la claridad del habla
  • el estado oral motor de su hijo (cómo trabajan conjuntamente la boca, la lengua, el paladar, etc. durante el habla, así como durante las conductas de comer y de tragar)
Si el especialista en trastornos del lenguaje considera que su hijo necesita hacer terapia del lenguaje, su participación, en calidad de padre o de madre, será de suma importancia. Usted podrá observar las sesiones de terapia del lenguaje y aprender a participar en el proceso. El terapista le enseñará cómo puede trabajar con su hijo en casa para mejorar el habla y las habilidades lingüísticas del pequeño.
Es posible que la evaluación que haga el especialista en trastornos del lenguaje sobre el habla y el lenguaje de su hijo indique que sus expectativas eran demasiado altas. Los materiales educativos que establecen las etapas y los hitos evolutivos en el desarrollo del habla y el lenguaje pueden ayudarle a ver a su hijo de una forma más realista.

Qué pueden hacer los padres


Como muchos otros aspectos de la vida, el desarrollo del habla es el resultado de la interacción entre la herencia y el ambiente (entre lo innato y lo adquirido). La dotación genética determina, en parte, la inteligencia y el desarrollo del habla y del lenguaje. De todos modos, gran parte de este desarrollo depende del ambiente. ¿Se estimula adecuadamente al niño en casa y en la guardería? ¿El niño tiene oportunidades para participar en el intercambio y para comunicarse libremente? ¿Qué tipo de retroalimentación recibe el niño?
Cuando se detectan problemas en el habla, el lenguaje, de tipo auditivo o del desarrollo, la intervención precoz puede proporcionar la ayuda que necesita el niño. Y, cuando se entiende mejor las causas de que un niño no hable, se pueden aprender formas de favorecer el desarrollo del habla.
He aquí unos pocos consejos generales que puede utilizar en su casa:
  • Dedique mucho tiempo a comunicarse con su hijo, incluso durante la etapa de la lactancia: háblele, cántele y fomente en él la imitación de sonidos y de gestos.
  • Léale a su hijo, empezando cuando tan solo tenga 6 meses. No tiene que leerle libros enteros, pero busque libros apropiados para su edad, de tapa blanda o dura y con dibujos que animen a su hijo a mirar mientras usted van nombrando los dibujos. Pruebe empezar con cuentos clásicos para bebés (como "El conejito Pat", donde se pueden imitar y realizar movimientos, como acariciar) o libros con texturas que los niños pueden palpar y sentir. Más adelante, deje que su hijo señale dibujos reconocibles e intente nombrarlos. Luego pase a los versos y canciones infantiles, que tienen el atractivo de la rima y el ritmo. Avance hacia los libros predecibles (como el de "Los tres cerditos") que permiten a los niños anticipar lo que va a ocurrir. Es posible que su pequeño hasta empiece a memorizar partes de sus cuentos favoritos.
  • Aproveche situaciones de la vida cotidiana para reforzar el habla y el lenguaje de su hijo. En otras palabras, pásese todo el día hablando sin parar. Por ejemplo, nombre los alimentos que compra en la tienda de comestibles, explíquele lo que hace mientras prepara la comida o limpia una habitación, señale objetos de la casa y, cuando vayan en coche, coméntele los sonidos que vayan oyendo. Formule preguntas a su hijo y hágase eco de sus respuestas (incluso aunque sean difíciles de entender). Hable de forma sencilla, pero no utilice nunca el habla infantil, es decir, la forma de hablar propia de los bebés.
Independientemente de la edad que tenga su hijo, reconocer y tratar su retraso en el habla o el lenguaje lo antes posible es el mejor enfoque que usted puede adoptar para ayudarle. Con un tratamiento adecuado, lo más probable es que su hijo pueda comunicarse mejor con usted y con el resto del mundo.

CONCLUSIÓN


CONCLUSIÓN



Toda conducta es procesada por el cerebro, en definitiva por neuronas. Es decir, el pensamiento es generado por neuronas que integran toda la información necesaria para realizar el análisis de una determinada circunstancia.

En tal sentido siendo el lenguaje una acción única de los seres humanos, también es controlada por el cerebro, es decir, el cerebro es el banco lingüístico por excelencia, allí radican los pensamientos y la organización del todo somantico de los individuos.


En el desarrollo y adquisición del lenguaje intervienen múltiples factores que determinan el grado de madurez de las competencias lingüísticas y comunicativas de los individuos, donde es importante determinar que los factores individuales como la edad, la motivación, la inteligencia, la atención y la memoria son factores básicos para desarrollar el lenguaje pero al mismo tiempo los factores sico-sociales deben ser integrados, es decir, los adultos responsables deben ayudar al niño en su proceso de desarrollo lingüístico porque dicho proceso se retardara si ellos no lo estimulan. Sabiendo claro, que el lenguaje como proceso de aprendizaje, es perpetuo y perenne, en el individuo donde se modificara en interacción con el medio en el cual se desenvuelva.




Por tanto podemos concluir, que la adquisición del lenguaje es innato en el ser humano, pero que para ser desarrollado deben intervenir múltiples factores de manera tal que permitan una construcción gradual y sistemática de las competencias lingüísticas necesarias para la realización plena.

Ante estas diferencias mencionadas, podemos concluir que, si se aplican los conceptos sobre la adquisición de la lengua, se cae en el error de generalizar el proceso como común a todos los individuos, sin tener en cuenta diferencias de estilos y necesidades de aprendizaje.

PRINCIPALES TEORÍAS


Las principales teorías del desarrollo del lenguaje




Vygotsky

Para Lev Vygotsky, un investigador de la psicología rusa que comenzó a desarrollar sus teorías empíricas de desarrollo cognitivo después de la revolución rusa a principios del siglo XX, los niños aprenden mediante la  de problemas con la ayuda de otras personas, como los padres y hermanos. El lenguaje se desarrolla como una herramienta para ayudar a resolver problemas con mayor eficacia. Ellos aprenden la habilidad mediante la práctica o modelan los comportamientos del lenguaje que escuchan que están utilizando a su alrededor. En su teoría, el desarrollo del lenguaje está estrechamente ligado a la conducta social, poniéndolo en el campo empírico.



Skinner

B. F. Skinner, psicólogo estadounidense conocido por su  en el conductismo, propone el conductismo como  para el desarrollo del lenguaje en un libro publicado en 1957. El núcleo del conductismo es el aprendizaje a través del refuerzo. El refuerzo adopta diferentes formas. Por ejemplo, si un padre le dice al niño: "¿Puedes decir mamá?" Y el niño responde en consecuencia, el padre proporciona un refuerzo positivo. Si el niño usa el lenguaje para hacer demandas, como pedir una galleta y se le otorga la demanda, el niño recibe un refuerzo positivo por el uso del lenguaje. Este enfoque coloca a Skinner en el campo empírico del desarrollo del lenguaje.





Piaget

Según el empirista Jean Piaget, psicólogo suizo conocido por el estudio de cómo el conocimiento se desarrolla en los niños y en los adultos durante la primera mitad del siglo XX, el desarrollo del lenguaje está conectado con el desarrollo cognitivo del niño. A medida que el niño se mueve a través de las diferentes etapas de su desarrollo cognitivo -sensoriomotor, preoperacional, operacional concreto y formal- las competencias lingüísticas, también. Por ejemplo, durante la etapa pre-operativa, los niños pueden comprender la existencia de las cosas, incluso cuando no pueden ver esas cosas. Del mismo modo, pueden usar el lenguaje para pensar en esas cosas no presentes.



Chomsky

Noam Chomsky, lingüista y científico cognitivo, cree que los niños nacen con un conocimiento innato de las normas que rigen el lenguaje. Esto lo hace un nativista. Su investigación en el siglo XX también sugiere que las reglas son universales entre los lenguajes humanos conocidos. Por ejemplo, el japonés y el inglés parecen muy diferentes, pero ambos idiomas son verbos y en ambas lenguas los verbos toman un objeto. La diferencia es dónde se encuentra el objeto del verbo en la oración. Según Chomsky, la razón por la que los niños aprenden el lenguaje tan rápidamente es porque ya saben las reglas.






Bruner

Jerome Bruner, psicólogo cognitivo nativista y americano, cree que el desarrollo del lenguaje es fácil para la mayoría de los niños debido a una combinación de dotes innatos "biológicos" y el estímulo social. La investigación de Bruner sobre el tema se inició en la década de 1960. Bruner señala que incluso los niños que no pueden distinguir entre sus pensamientos y cosas tratan de usar el lenguaje, lo que sugiere que nacen con una inclinación hacia la comunicación. El papel del estímulo es proporcionar el apoyo necesario cuando el niño se desarrolla lingüísticamente.


lunes, 10 de agosto de 2015

DESARROLLO DEL LENGUAJE VERBAL

DESARROLLO DEL LENGUAJE VERBAL EN EL NIÑO


En este apartado abordaremos las etapas por las que todo niño "normal" pasa en camino a hablar y formar oraciones o grupos de palabras. Pero, previamente, cabe hacer la siguiente aclaración.


El término "normal" simplemente significa lo que la mayoría de los niños hacen dentro de un tiempo "esperado" o "deseado", consideración que está basada en criterios consensuales y/o estadísticos. Sin embargo, cabe señalar que ningún niño es un dato estadístico ni un término promedio, pues cada uno es enfáticamente un individuo.


Por eso, entre todos los niños que hablan normalmente y que, por lo general, se les supedita a este patrón de consideración estándar, la edad específica en que comiencen a hablar puede variar. En esto intervienen las particularidades individuales dependientes del estado y función del aspecto anatómico y sistema nervioso, del aspecto psicológico, de las condiciones de educación y de las características del lenguaje de las personas que rodean al niño.

Así, algunos niños empiezan a hablar temprano y de "golpe", otros un poco más tarde y, también, hay unos que se rezagan considerablemente, inquietando al principio a sus padres con su silencio tenaz y asombrándolos, luego, con su excesiva locuacidad.
Ciertos retrasos pueden atribuirse a la herencia, debido a que hay familias donde los niños empiezan a hablar más tarde que en otras. Pero también hay casos, en gran medida, generados por el medio ambiente, en especial por el hogar, en el que los padres no suelen estimular adecuadamente la adquisición y el desarrollo del habla de sus niños. Es el caso, a veces, del hijo único, cuyos padres sólo hablan lo indispensable, quizás para decir a más: "¿Está preparado el desayuno?" y creen innecesario decirle algo a su niño antes de que éste pueda "comprender" y responder.

También se tiene como ejemplo el caso de los hijos de padres sordomudos, quienes por falta de conversación en el hogar empiezan a hablar mucho más tarde que los otros niños de su misma edad, aunque ellos mismos no sean ni sordos ni mudos.





En cambio, los niños que crecen rodeados y estimulados lingüísticamente por sus hermanos, o a quienes sus padres les han hablado aun antes de que puedan comprender el sentido de las palabras, aprenden fácilmente a hablar en comparación a los niños antes señalados.

De esa forma la familia cumple una función importante en la aparición y en el ritmo del desarrollo del lenguaje verbal del niño. Si éste se siente emocionalmente seguro y lingüísticamente estimulado, se desarrollará normal y óptimamente, superando las dificultades de las distintas etapas en el tiempo esperado; pero cuando la familia es conflictiva e indiferente con él, esto obstaculizará y retardará su evolución y, muchas veces, con consecuencias negativas para su comportamiento de ajuste posterior.

De acuerdo con estas consideraciones, en esta parte abordaremos el desarrollo normal del lenguaje verbal, cuyo proceso marcha correlativamente al desarrollo integral del niño.



EL LENGUAJE VERBAL COMO PARTE DEL DESARROLLO INTEGRAL DEL NIÑO



Las características progresivas del desarrollo del lenguaje verbal en los diferentes niveles de edad, se adscriben a las etapas del desarrollo integral del niño, encontrándose estrechamente asociado a los siguientes aspectos:

 Al proceso de maduración del sistema nervioso, tanto al central (SNC) como al periférico, correlacionándose sus cambios progresivos con el desarrollo motor en general y con el aparato fonador en particular.

 Al desarrollo cognoscitivo que comprende desde la discriminación perceptual del lenguaje hablado hasta la función de los procesos de simbolización y el pensamiento. 

 Y, al desarrollo socioemocional, que es el resultado de la influencia del medio sociocultural, de las interacciones del niño y las influencias recíprocas.